Thrice Upon a Time es el epilogo de Evangelion, la despedida luego de una serie de anime, varias películas, diferentes mangas y el rebuild.

Evangelion nos acompañó por más de 25 años, desde su estreno en 1995, y quienes fuimos contemporáneas a la serie crecimos con ella.

En Latinoamérica se vio por primera vez en los 2000 y en ese momento tenía 14-15 años, la misma edad que los protagonistas. Y me enfrentaba a las mismas cuestiones que ellos, la identidad, la personalidad, la responsabilidad. Comenzamos a formarnos como personas, a desarrollar nuestro propio sistema de creencias y valores. La relación con nuestros padres cambia ya que muchas veces contradecimos los sistemas de valores que ellos nos inculcaron. Nos estamos formando como adultos, aunque nos falta bastante.

Ahora en el 2021, a toda esa generación de adolescente que crecimos con Evangelion nos encuentra adultos, ya tenemos 30 y tantos. En mi caso 35 años y a punto de ser madre por primera vez, y le encuentro otro significado a Evangelion. Principalmente desde el lugar de las madres de los niños elegidos, especialmente del rol de la madre de Shinji en todo esto.

En todos los universos y alternativas de mundo que nos planteo Evangelion, las madres formaban una parte fundamental para el funcionamiento de los EVAs. Son el alma y la razón de la sincronización con los pilotos. Los EVA son identificados como maternales, la inmersión de los pilotos en LCL es el líquido amniótico y pilotear un EVA es visto como una alegoría a la vuelta al vientre materno.

(OJO SPOILER) En el final en del Rebuild, el deseo de Shinji es un mundo sin EVAs. Él finalmente enfrenta a su padre, algo que debió suceder hace mucho tiempo. Logra empatizar y comprender que son iguales y que la pérdida de su esposa/madre fue lo que los llevo a estar enfrentados. Yui Ikari, la madre de Shinji, esposa de Gendo, siempre estuvo ahí, con ellos.

Pero el deseo de un mundo sin EVAs implica la despedida de su madre, finalmente salir del vientre materno. Y esto cuenta tanto para nuestro protagonista, que por primera vez toma las decisiones correctas, como para nosotros como espectadores. Darle un cierre, un verdadero cierre, es despedirnos de los niños elegidos y de nuestra adolescencia. Es dar el paso a la adultez.

La adultez que vemos al principio de la película con Kenzuke, Toji y Hikari, compañeros de colegio de Shinj, siendo adultos, con hijos, con trabajos, con responsabilidades. Vemos a Rei intentando comprender al mundo, interactuando con otros, evolucionando, buscando una personalidad, buscando un nombre.

La despedida es meta-meta (como diría Abed de Community), pasamos por los diferentes escenarios y escenografías de la serie, vemos imágenes de Neon Genesis Evangelion, vemos un fotograma de animación, hasta llegar a un storyboard.

Un mundo sin EVAs es literalmente eso, un mundo sin Evangelion, sin anime, sin manga. Es nuestro mundo. Podemos ver a Shinji adulto esperando en una estación de tren, y la cámara que se aleja mostrando nuestra realidad mientras suena “One Last Kiss” de Hikaru Utada.

“A mi padre, gracias. A mi madre, adiós. Y a todos los niños… ¡Felicidades!”
Bienvenidos a la adultez.

Goodbye Evangelion.

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